sábado, 27 de noviembre de 2010
jueves, 7 de octubre de 2010
Lic.Alberto Hernandez
-finalmente, quiero decirles a todos, que para mi, como dijo Jaureche, no hay nada serio ni nada importante en la vida que se pueda hacer si alegría, así que vengo a gestionar para mayor alegría posible, cuando así no me vean, háganmelo saber, por que entonces señor intendente, debo haber cumplido mi ciclo…muchas gracias.”
viernes, 3 de septiembre de 2010
CULTURA
02/09/2010
Los Casanova y las quintas de la Costa
Escribe Antonio J. González
Estas páginas son, digámoslo de una vez, nostálgicas, con los ojos en la nuca, como una “vuelta atrás” y también un testimonio necesario para comprender algunas cuestiones de nuestra vida actual. Es parte de la gimnasia para reconocernos y atar los nudos de nuestra pertenencia y queden firmemente aferrados a nuestros días. La vieja historia de las quintas y la costa del río que tenemos allí, casi al alcance de la mano, y que, sin embargo, no se puede disfrutar hoy con la intensidad y el placer con que en los años ’40 y ’50 solíamos hacerlo con nuestros padres, hermanos y tíos como un viaje de reconocimiento al paisaje natural, la aventura dominguera y el placer de la playa del Río de la Plata. Por eso, retomamos el diálogo que tuvo Luis Masseroni en 1978 con doña Josefina Navone de Casanova, nota publicada en el anuario de este diario. En el viaje de bodas que emprendiera en 1912 junto a su esposo, José Félix Casanova, en el “Príncipe de Saboya” desde Génova. “…no tuvieron que internarse demasiado para dar con la “tierra prometida” –dice Masseroni- Don José, experto agricultor y buen conocedor de la tierra fértil y onerosa, después de visitar la costa del Río de la Plata, por los pagos de Sarandí y Domínico, se dijo: ¡Esto es lo que necesito!... se dijeron: ¡Manos a la obra!”.
“…así empezaron a surgir, como de la galera mágica de un mago, vivienda, arboleda, viñedos, frutas, verduras... Por ese entonces la costa, a pesar que sus tierras eran trabajadas y bien aprovechadas, ya que su fruto no solamente abastecía a Avellaneda, sino a parte de la Capital Federal, el lugar, como medio de comunicación estaba a la buena de Dios. Si en la actualidad los caminos suelen ponerse feos con las lluvias o las crecientes, por aquel entonces, había que "peludear" en el barro, duro y parejo. El viejo “camino del albardón" ya no existía y para comunicarse con la Isla Maciel y la Boca del Riachuelo, lo tenían que hacer entre las quintas y por medio de canoas o lanchas”.
“Pero el camino "La vuelta de las cañas", (hoy José M. Estrada) –continúa Masseroni- los conectaba con Sarandí y era el camino "oficial" y único para ellos. Con una parada casi obligatoria, el "Almacén de Pipo", que estaba en la antigua casona de los Traverso. Cuando no, en canoas o en lanchas, entraban por la costa en el arroyo Santo Domingo y llegaban hasta la "Zanja Bomba", o sea: "Puente Chico", que ya lucía el nombre que en su nuevo bautismo le habían impuesto: "'Villa Domínico"…”
Y el periodista le pide a Doña Josefina: “Prosiga un rato más hablándome de la Avellaneda que usted vivió en la década del diez.
-Bueno. .. Una ciudad de trabajo. ¡Mucho trabajo! Prueba de ello, era la gran cantidad de carros y chatas que transitaban por sus calles. Pero donde se formaban caravanas era al llegar a Pavón y Mitre. Usted veía las filas y filas esperando cruzar el puente, y como éste tenía un pequeño repecho, muchos necesitaban la ayuda del cuarteador que allí estaba para eso. Los carros que transportaban verduras de aquí, de la costa, a los mercados de Abasto y Spinetto, de la capital, no necesitaban cuarta porque las cargas por lo general eran livianas, pero a veces los que llevaban frutas, sí la requerían. Recuerdo que el puente era muy alto, cuadrado, todo de hierro y la plataforma central se elevaba igual que un ascensor, para dar paso a las embarcaciones…
-¿Así que de aquí, llevaban también mercadería a los mercados de Abasto y Spinetto?
-Mire, era tanta la aceptación y la confianza que tenían los "puesteros" de esos mercados por los productos de la costa, que los del Abasto, hasta bautizaron a la cuadra que hoy lleva el nombre de Carlos Gardel, como “Callejón de la Boca”.
Y la crónica que Luis Masseroni recoge de primera fuente continúa con idéntico aporte de la memoriosa Doña Josefina, sobre aquella época de crecimiento y prestigio de la zona de las quintas de nuestra ciudad. Ahora poco queda de aquella gloria. Las generaciones posteriores al ´50 no conocen la existencia del río, la costa ribereña, sus encantos, y mucho menos las quintas frutohortícolas y los viñedos que hicieron famoso el “vino de la costa”. Entonces convengamos que no es sólo ejercicio nostálgico… el de esta nota.
ajgpaloma@hotmail.com
02/09/2010
Los Casanova y las quintas de la Costa
Escribe Antonio J. González
Estas páginas son, digámoslo de una vez, nostálgicas, con los ojos en la nuca, como una “vuelta atrás” y también un testimonio necesario para comprender algunas cuestiones de nuestra vida actual. Es parte de la gimnasia para reconocernos y atar los nudos de nuestra pertenencia y queden firmemente aferrados a nuestros días. La vieja historia de las quintas y la costa del río que tenemos allí, casi al alcance de la mano, y que, sin embargo, no se puede disfrutar hoy con la intensidad y el placer con que en los años ’40 y ’50 solíamos hacerlo con nuestros padres, hermanos y tíos como un viaje de reconocimiento al paisaje natural, la aventura dominguera y el placer de la playa del Río de la Plata. Por eso, retomamos el diálogo que tuvo Luis Masseroni en 1978 con doña Josefina Navone de Casanova, nota publicada en el anuario de este diario. En el viaje de bodas que emprendiera en 1912 junto a su esposo, José Félix Casanova, en el “Príncipe de Saboya” desde Génova. “…no tuvieron que internarse demasiado para dar con la “tierra prometida” –dice Masseroni- Don José, experto agricultor y buen conocedor de la tierra fértil y onerosa, después de visitar la costa del Río de la Plata, por los pagos de Sarandí y Domínico, se dijo: ¡Esto es lo que necesito!... se dijeron: ¡Manos a la obra!”.
“…así empezaron a surgir, como de la galera mágica de un mago, vivienda, arboleda, viñedos, frutas, verduras... Por ese entonces la costa, a pesar que sus tierras eran trabajadas y bien aprovechadas, ya que su fruto no solamente abastecía a Avellaneda, sino a parte de la Capital Federal, el lugar, como medio de comunicación estaba a la buena de Dios. Si en la actualidad los caminos suelen ponerse feos con las lluvias o las crecientes, por aquel entonces, había que "peludear" en el barro, duro y parejo. El viejo “camino del albardón" ya no existía y para comunicarse con la Isla Maciel y la Boca del Riachuelo, lo tenían que hacer entre las quintas y por medio de canoas o lanchas”.
“Pero el camino "La vuelta de las cañas", (hoy José M. Estrada) –continúa Masseroni- los conectaba con Sarandí y era el camino "oficial" y único para ellos. Con una parada casi obligatoria, el "Almacén de Pipo", que estaba en la antigua casona de los Traverso. Cuando no, en canoas o en lanchas, entraban por la costa en el arroyo Santo Domingo y llegaban hasta la "Zanja Bomba", o sea: "Puente Chico", que ya lucía el nombre que en su nuevo bautismo le habían impuesto: "'Villa Domínico"…”
Y el periodista le pide a Doña Josefina: “Prosiga un rato más hablándome de la Avellaneda que usted vivió en la década del diez.
-Bueno. .. Una ciudad de trabajo. ¡Mucho trabajo! Prueba de ello, era la gran cantidad de carros y chatas que transitaban por sus calles. Pero donde se formaban caravanas era al llegar a Pavón y Mitre. Usted veía las filas y filas esperando cruzar el puente, y como éste tenía un pequeño repecho, muchos necesitaban la ayuda del cuarteador que allí estaba para eso. Los carros que transportaban verduras de aquí, de la costa, a los mercados de Abasto y Spinetto, de la capital, no necesitaban cuarta porque las cargas por lo general eran livianas, pero a veces los que llevaban frutas, sí la requerían. Recuerdo que el puente era muy alto, cuadrado, todo de hierro y la plataforma central se elevaba igual que un ascensor, para dar paso a las embarcaciones…
-¿Así que de aquí, llevaban también mercadería a los mercados de Abasto y Spinetto?
-Mire, era tanta la aceptación y la confianza que tenían los "puesteros" de esos mercados por los productos de la costa, que los del Abasto, hasta bautizaron a la cuadra que hoy lleva el nombre de Carlos Gardel, como “Callejón de la Boca”.
Y la crónica que Luis Masseroni recoge de primera fuente continúa con idéntico aporte de la memoriosa Doña Josefina, sobre aquella época de crecimiento y prestigio de la zona de las quintas de nuestra ciudad. Ahora poco queda de aquella gloria. Las generaciones posteriores al ´50 no conocen la existencia del río, la costa ribereña, sus encantos, y mucho menos las quintas frutohortícolas y los viñedos que hicieron famoso el “vino de la costa”. Entonces convengamos que no es sólo ejercicio nostálgico… el de esta nota.
ajgpaloma@hotmail.com
jueves, 29 de julio de 2010
1 PREMIO NACIONAL de POESIA MEXICO2009
"Conversación
nací mientras mi madre conversaba con sus 35 años.
vine con serpentinas de madrugada atadas a mis dedos.
entré en mis vestidos
como por túneles que me llevaban a fotos
en las que yo era la niña de calcetas sucias
con gesto adulto al lado de un pastel.
pasados los años,
mi madre me entregó mi ombligo, mi pulsera de hospital
y mis pequeños túneles;
fue un reclamo por haber crecido,
un reclamo por no ser tan jóvenes
como cuando interrumpí su conversación.
Claudia Berrueto"
nací mientras mi madre conversaba con sus 35 años.
vine con serpentinas de madrugada atadas a mis dedos.
entré en mis vestidos
como por túneles que me llevaban a fotos
en las que yo era la niña de calcetas sucias
con gesto adulto al lado de un pastel.
pasados los años,
mi madre me entregó mi ombligo, mi pulsera de hospital
y mis pequeños túneles;
fue un reclamo por haber crecido,
un reclamo por no ser tan jóvenes
como cuando interrumpí su conversación.
Claudia Berrueto"
sábado, 10 de julio de 2010
viernes, 9 de julio de 2010
jueves, 8 de julio de 2010
El árbol de la Esperanza
Ginkgo biloba
En los jardines del Hospital Jorge,hay una especie de este arbol caducifolio.
Como tiene origen en el permico, podemos deducir que vivio con los dinosaurios,por lo cual lo consideran un fosil viviente. De origen chino ,lo llamaban Yan Chio ,pie de pato, tambien albaricoque de oro ,por las semillas de sus frutos,estas semillas tienen muchas propiedades curativas. Las primeras especies llegan a holanda en 1691 y de alli los propagan a todas partes, fanaticos franceses compran especies ,que llaman el arbol de los cuarenta escudos precio que llegaron a pagar , por tenerlo en sus jardines.
Luego de las terribles explosiones atomicas ,por el ataque de los Estados Unidos a Japon,en un paisaje desvastado de muerte y desolacion, uno que otro Ginkgo se mantuvo en pie y desde entonces se lo llama el arbol de la esperanza.
En los jardines del Hospital Jorge,hay una especie de este arbol caducifolio.
Como tiene origen en el permico, podemos deducir que vivio con los dinosaurios,por lo cual lo consideran un fosil viviente. De origen chino ,lo llamaban Yan Chio ,pie de pato, tambien albaricoque de oro ,por las semillas de sus frutos,estas semillas tienen muchas propiedades curativas. Las primeras especies llegan a holanda en 1691 y de alli los propagan a todas partes, fanaticos franceses compran especies ,que llaman el arbol de los cuarenta escudos precio que llegaron a pagar , por tenerlo en sus jardines.
Luego de las terribles explosiones atomicas ,por el ataque de los Estados Unidos a Japon,en un paisaje desvastado de muerte y desolacion, uno que otro Ginkgo se mantuvo en pie y desde entonces se lo llama el arbol de la esperanza.
domingo, 4 de julio de 2010
domingo, 27 de junio de 2010
sábado, 19 de junio de 2010
Arte y Aprendizaje
P
Principios de Educacion Eficaz
YO-YO MA
violonchelista.
Aprendizaje basado en la pasion, inspirando la curiosidad y despertando a los estudiantes a un mundo mas grande que ellos mismos, de manera que el entusiasmo por el conocimiento surja de un deseo y no de un requisito,la mejor manera de hacerlo sustentable. Experiencias cumbre, creando contenidos inolvidables, de manera que los alumnos puedan elevarse en el encuentro con ellos y puedan tenerlos como acervo para experiencias futuras. Imaginacion disciplinada, dando lugar a sus inteligencias, sentidos , experiencias e intuiciones. Empatia, alentando a los estudiantes a comprender algo profundamente y a ponerse en los zapatos de otros, abriendose a la posibilidad de conexiones inesperadas.
YO-YO MA
violonchelista.
Aprendizaje basado en la pasion, inspirando la curiosidad y despertando a los estudiantes a un mundo mas grande que ellos mismos, de manera que el entusiasmo por el conocimiento surja de un deseo y no de un requisito,la mejor manera de hacerlo sustentable. Experiencias cumbre, creando contenidos inolvidables, de manera que los alumnos puedan elevarse en el encuentro con ellos y puedan tenerlos como acervo para experiencias futuras. Imaginacion disciplinada, dando lugar a sus inteligencias, sentidos , experiencias e intuiciones. Empatia, alentando a los estudiantes a comprender algo profundamente y a ponerse en los zapatos de otros, abriendose a la posibilidad de conexiones inesperadas.
viernes, 18 de junio de 2010
domingo, 30 de mayo de 2010
sábado, 22 de mayo de 2010
Extracto del libro "De Amor y Desamor…” de Norma B. Romero
SIMPLEMENTE CON PALABRAS
Hay sueños que rondan las esquinas,
que se mecen en andamios invisibles.
Que luchan, se agigantan, se concretan…
Y otras veces parecen imposibles.
Hay sueños valientes que no temen
los reveses, ni las penas, ni el olvido…
Vuelven a surgir como un milagro
en jardines resecos y floridos.
Hay sueños rosados, amorosos,
Paraísos de de deseos celestiales,
que nos llegan y nos besan con su magia
desechando dolor y adversidades.
Hay sueños como éste que hoy palpita
aleteando en la esencia de mi vida…
Es un sueño largamente acariciado
que navega el agua azul de la poesía.
Y en la barca de ilusión que arriba a puerto
cobijando sentimientos en el alma…
Este sueño se desnuda ante tus ojos
y se viste simplemente con palabras.
Norma B. Romero.
Escritora contemporánea Argentina.
REALYDAD y ENSUEÑO
Cada vez que estás distante
de mi realidad cotidiana,
´y tu apetitosa figura
cruza el vuelo de mi ensueño,
a duraznos maduros
me saben tus pechos.
De terciopelo su piel
con esencias perfumadas
cuando mis manos sutiles
descubren anhelos,
en cada sendero
de tu piel lozana.
Tu boca en silencio
no pronuncia palabras
solamente gemidos
brotan de tu garganta.
Mis labios atentos,
esperan ansioso,
esparcir racimos
de besos ardientes,
en esos senderos ,
de piel delicada.
Héctor O. Rotondo. Mayo 2010
de mi realidad cotidiana,
´y tu apetitosa figura
cruza el vuelo de mi ensueño,
a duraznos maduros
me saben tus pechos.
De terciopelo su piel
con esencias perfumadas
cuando mis manos sutiles
descubren anhelos,
en cada sendero
de tu piel lozana.
Tu boca en silencio
no pronuncia palabras
solamente gemidos
brotan de tu garganta.
Mis labios atentos,
esperan ansioso,
esparcir racimos
de besos ardientes,
en esos senderos ,
de piel delicada.
Héctor O. Rotondo. Mayo 2010
INCONCLUSA
Una mañana muy fría
de un blanco verano
saludando a la gente
comencé mi rutina.
Perdida en el viaje, entre pavimentos y sauces
dibujé tu figura no muy distante de mí.
Con tu cara de tonto, y camisa intelectual
desde aquella paarada te dejaste llevar
con tu mezcla de ángel demonio y humano,
con tu sonrisa perdida
con tus ojos furtivos,
Intentando llevarme a recuerdos de ayei
no me explico en que planeta
dejé de tenerte
ni en que loca historia
te volveré a tener
ya no importa más nada
sólo veo tu mirada
y cual si fuera llamarada
ya consumiendo mi ser.
Casi sol, casi luna
Casi dios, casi humano
Casi bueno, casi malo.
Adormecida de mi sueño
Despierto sobre mi cama
Sin bus y sin pasajero
Sin chofer y sin reencuentro
Me veo obligada a comenzar
Salgo dormida de mi casa
continuando mi rutina
com un sueño de terror
Sola en las calles frias
Congelada en mi asiento
Perdida entre los sauces
Desparramo un suspiro
Que me inunda el corazón
termino mi recorrido
Me declaro inocente
por esta manía tan mía de buscarte entre la gente
resignada a una vida sin mirada y sin sonrisa
y ain final para esta historia
Solo viendote en fantasías.
Brenda Soledad Rodriguez 1* Premio Poesía Juvenil 2009
A una mujer..........
Un dejo de humildad tú reflejabas
esa primera tarde que nos vimos.
Asi, mi corazón y yo supimos
de esa regia mujer que tú guardabas.
Nunca un gesto glacial ni indiferente,
mostraste en ese ser que oculto estaba. Cada palabra tuya se integraba
fuerte,profunda pero dulcemente.
Mujer gentil, sin nada de arrogancia,
por siempre amable, y con sabiduría
me guiabas a tu lado en las distancias.
Para abrirme las puertas de la vida,
y al darme tu cariño y enseñanza
despertaste al hombre que dormía.
Juan Carlos Colombo. Mayo 2010
esa primera tarde que nos vimos.
Asi, mi corazón y yo supimos
de esa regia mujer que tú guardabas.
Nunca un gesto glacial ni indiferente,
mostraste en ese ser que oculto estaba. Cada palabra tuya se integraba
fuerte,profunda pero dulcemente.
Mujer gentil, sin nada de arrogancia,
por siempre amable, y con sabiduría
me guiabas a tu lado en las distancias.
Para abrirme las puertas de la vida,
y al darme tu cariño y enseñanza
despertaste al hombre que dormía.
Juan Carlos Colombo. Mayo 2010
viernes, 21 de mayo de 2010
sábado, 17 de abril de 2010
LA HIGUERA
Porque es áspera y fea
Porque todas sus ramas son grises,
Yo le tengo piedad a la higuera-
En mi quinta hay cien árboles bellos;
Ciruelos redondos,
Limoneros rectos
Y naranjos de brotes lustrosos.
En las primaveras.
Todos ellos se cubren de flores
En torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste.
Con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se visten...
Por eso,
cada vez que yo paso a su lado
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento,
-Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto.
Si ella escucha,
Si comprende el idioma en que hablo,
Que dulzura tan honda hará nido,
en su alma sensible de árbol.
Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente,
-Hoy, a mí, me dijeron hermosa.
Juana de Ibar bourou.
Porque todas sus ramas son grises,
Yo le tengo piedad a la higuera-
En mi quinta hay cien árboles bellos;
Ciruelos redondos,
Limoneros rectos
Y naranjos de brotes lustrosos.
En las primaveras.
Todos ellos se cubren de flores
En torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste.
Con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se visten...
Por eso,
cada vez que yo paso a su lado
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento,
-Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto.
Si ella escucha,
Si comprende el idioma en que hablo,
Que dulzura tan honda hará nido,
en su alma sensible de árbol.
Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente,
-Hoy, a mí, me dijeron hermosa.
Juana de Ibar bourou.
martes, 30 de marzo de 2010
TALLER LITERARIO "EL HERALDO"
Envia tu cuento corto al TALLER LITERARIO "EL HERALDO" para ser leido en las reuniones de la SADE Alte. BROWN que se realizan el primer sábado de cada mes en la Casa de la Cultura a las 16 horas. El tema es sobre lo que te sugiere esta imagen. Atte.Socio N 603
jueves, 18 de marzo de 2010
jueves, 14 de enero de 2010
PEQUEÑA PLAZA
Hay trinos y gorgeos solamente
apenas despereza la mañana.
Tu recuerdo se allega lentamente,
se columpia en la brisa la retama.
Sentado aquí, divaga mi inconciente
se hamaca en el azul, bajo esta rama,
el ámbito es tan puro que se siente,
que los árboles son coro de un “Hosanna”.
Aquí una dulce lascitud me insume
a dejar el sayal de las urgencias.
A respirar la paz de los perfumes,
en el pequeño edén sin impaciencias.
A reencontrarme hoy sin que me abrume
la calle lastimada de estridencias.
JAVIER HÉCTOR MENUTTI
Hay trinos y gorgeos solamente
apenas despereza la mañana.
Tu recuerdo se allega lentamente,
se columpia en la brisa la retama.
Sentado aquí, divaga mi inconciente
se hamaca en el azul, bajo esta rama,
el ámbito es tan puro que se siente,
que los árboles son coro de un “Hosanna”.
Aquí una dulce lascitud me insume
a dejar el sayal de las urgencias.
A respirar la paz de los perfumes,
en el pequeño edén sin impaciencias.
A reencontrarme hoy sin que me abrume
la calle lastimada de estridencias.
JAVIER HÉCTOR MENUTTI
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