de la ventana
anida, el rayo mortecino
de un sol languidecente y vespertino.
La luz del candil
exuda, la convergente ampulosidad
de descompuestos rayos multicolores,
y a lo lejos
decadentes chalupas
improvisan una danza incoherente,
sobre labios salitres de ondas marinas.
Y en el varandal, supino
mi brazo, y enhiestas figuras
cruzan por la verca,
haciendo mas incomprensible
la hora fatal de un hado,
taciturno y mezquino.
Allá arriba, gárgolas y elfos
sonríen en urbano empíreo,
de mi atrabiliario dicterio.
Y aunque no entiendas estos versos,
no importa ser mas claro,
si sólo necesito que entiendas,
cuándo mil veces escribo,
en la solemnidad de los libros yertos.
Juan Manuel Caro Escritor SADE Alte. Brown
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