ES AQUELLA CASA
Tu casa no tenía,
el árbol navideño,
ni guirnaldas con
luces de colores.
Si la simple humildad,
del mate y los
buñuelos.
Una vieja escalera
para ascender al
cielo de tus ojos.
Esa penumbra humilde,
de ese zaguán ,donde grabamos besos,
y un demorar adioses,
en las noches,
antes que el tiempo
nos llevara lejos.
Pero instalaba paz sobre las tardes,
que recamaba en oro
sus maderas.
La ternura floral de las macetas
y nuestras manos
ebrias de quimeras.
Cuando me fui , de su
ámbito entrañable,
ya nada fue igual,
que aquella calle
dónde moró la tímida esperanza,
que sucumbió en la
pena innumerable.

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