miércoles, 12 de marzo de 2014

Robert Koch

autores: Susanne Gola y Miguel Vicente

Lejos de la imagen romántica del científico, Robert Koch, que revolucionó la microbiología con descubrimientos tan cruciales como la identificación del germen que causa la tuberculosis, vivió inmerso en las ambiciones, conflictos y pasiones que agitan al mundo de los investigadores modernos. En 1905 le fue otorgado el Nobel de Fisiología o Medicina y sus postulados, definiendo los requisitos necesarios para probar que un determinado microbio es el causante de una enfermedad infecciosa, son todavía, con pocas modificaciones, una pieza fundamental en las investigaciones actuales.


Robert Koch no solo descubrió la causa de enfermedades infecciosascomo la tuberculosis y el carbunco, también estuvo inmerso en una épocaen la que los antiguos patrones de la ciencia  y los científicossufrieron profundos cambios pasando de ser una afición a una profesión.

Según Koch, para cerciorarse de que un microbio es la causa de una enfermedad, es necesario que esté siempre asociado a los casos de enfermedad, que se le pueda obtener de los enfermos y cultivarlo en el laboratorio para usarlo luego para infectar a un individuo sano (obviamente un animal de experimentación) y volverlo a obtener de este último cuando a su vez caiga enfermo.  En palabras de Koch “El conjunto de todos estos factores me permite concluir que los bacilos presentes en las lesiones de la tuberculosis no solo las acompañan sino que de hecho la causan. Estos bacilos son los auténticos causantes de la tuberculosis”. Siguiendo estas pautas Koch encontró además otros microbios patógenos responsables de enfermedades como el carbunco y el cólera. Robert Heinrich Hermann Koch había nacido en Clausthal el 11 de diciembre de 1843. Era el tercer hijo de un total de once. Su padre era técnico de minas. Se cuenta que aprendió a leer a los cinco años leyendo periódicos y que pronto mostró, como su padre, una gran afición por los viajes, lo que sin duda debió ayudarle en sus desplazamientos a lugares entonces remotos de África y la India para estudiar enfermedades y epidemias  como la malaria y la peste. Estudió Medicina en la Universidad de Göttingen.
Inventos de cocina
El trabajo de Koch, aparte de por su calidad como científico, fue también posible por avances técnicos de su laboratorio que hoy en día son rutinarios, entre ellos la llamada “Placa Petri” y el uso de agar como compuesto para solidificar los medios de cultivo permitiendo la propagación de colonias aisladas descendientes de un único individuo. La primera fue inventada por Julius Richard Petri un colaborador de Koch. Sustituir por agar a la gelatina animal, que, además de ser destruida por muchas bacterias no llega a ser sólida a la temperatura a las que se  incuban, se le ocurrió a otro de sus ayudantes, Walter Hesse, viendo cómo los postres con gelatina de agar que cocinaba su esposa Lina (Angelina Fannie) permanecían sólidas incluso en el verano. A Lina, educada en Nueva York, le había enseñado a usar el agar un vecino que había vivido en Java .

Añadiendo el medio de cultivo con agar fundido a las placas Petri. Laboratorio de Ramón Díaz, CIB. Foto: Erinia Vicente.

Discrepancias no sólo científicas
A Koch se le opuso otro influyente biólogo de su época, Rudolf Virchow, quien opinaba que las enfermedades son debidas casi exclusivamente al mal funcionamiento de las propias células del enfermo. Esta rivalidad científica se mezclaba con recelos y rencores sobre las condiciones  profesionales y académicas de cada uno. Otra conclusión de Koch, completamente probada hoy en día,  de que la tuberculosis humana y la bovina son producidas por gérmenes diferente también atrajo múltiples críticas y oposición cuando en 1901 la comunicó en el Congreso Médico Internacional sobre Tuberculosis en Londres.
Vial de Tuberculina de Koch de 1895 que se conserva en el Charité Hospital, Berlin. Foto de Terry Sharre.

Todavía es más controvertido el hallazgo de la tuberculina, un extracto del medio donde se cultiva el bacilo de la tuberculosis y cuya procedencia Koch guardó en secreto durante tiempo, se cree que esperando recibir, si se comprobaba que servía para curar la enfermedad, unos buenos ingresos. Finalmente Koch se vió forzado, incluso por causas de política científica, a revelar los detalles, lo que en cierta medida podía ser prematuro. Por aquél tiempo, 1889, Koch, a la sazón cuarentón, se enamoró de una joven de 17 años, Hedwig Freiberg. Es posible que cuatro años después Koch utilizase algunos de los ingresos reportados por la tuberculina para divorciarse de su primera esposa, Emma, y casarse con Hedwig. La eficacia de la tuberculina como cura de la tuberculosis es todavía un tema controvertido, pero lo que sí es cierto es que su uso como herramienta para  su diagnóstico, en lo que fue también decisiva la intervención de Clemens von Pirquet que se dio cuenta de que la tuberculina producía una reacción alérgica,  ha sido muy importante.
Hedwig Freiberg a la edad en la que conoció a Robert Koch y en la que se ofreció para una prueba con tuberculina. Publicada en Nature con autorización de R. Munch y el patrocinio de la German Science Foundation.

El poder del amor
El nuevo matrimonio de Koch fue recibido como un gran escándalo por el estamento académico, nada proclive a aceptar conductas personales que se salgan de las normas más cavernícolas, pero lo cierto es que Hedwig no solo acompañó a Koch hasta su muerte en Baden-Baden el 27 de mayo de 1910 por un ataque cardíaco, también fue una pieza clave para demostrar la eficacia de la tuberculina como diagnóstico. Koch, posiblemente con una infección latente y sin síntomas por el bacilo de la tuberculosis, había probado la tuberculina en él mismo, lo que al tratase de una prueba de alergia le había causado una reacción muy fuerte. La joven, no cabe duda de que guiada por su afecto por el científico, se ofreció voluntaria para que se le hiciese la prueba, así se pudo calcular la dosis adecuada para realizar el diagnóstico en individuos no infectados.

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