en 1625 teniamos la primera bodega en la COSTA de SARANDÍ-DOMINICO..., Bicentenario en Puente Chico...,
El portugués,se aventuró mas allá del arroyo, había salido del rancho
apenas asomaba el sol en el horizonte y las ultimas estrellas entre
nubes titilaban en el poniente. En el retamar rompen las rosas del rio y
sarandíes abundantes marcan el sendero a la costa, a lo largo del
arroyo garzas,patos, un garbón que levanta vuelo y teros bulliciosos
anuncian el día agradable después de la tormenta suave pero persistente
de enero. Cerca de Puente Chico se levanta la casa,cinco negros sus
mujeres y sus hijos se encargan de las tareas,cuidar la casa,los
animales y la plantación,esta era la segunda cosecha ,y las hileras de
vides
se extendían de este a oeste,en diagonal perfecta con la
finca,arboles frutales las protegían del viento sur y los frutos se
prodigaban de manera extraordinaria este año. La tierra rica en
nutrientes formaba la selva marginal,abundante en especies,que
arrastraba el paraná desde el norte, durante las crecidas los negros
debían cuidarse,porque aparecían en la costa monos,iguanas, yacarés y
peligrosas serpientes. Un canal
principal y acequias y zanjones ,con
pequeñas exclusas permitían el riego y mantener alejados a los animales
cimarrones que había traído desde Santa Fe.
Don Melchor Maciel hizo
la recorrida, la plantación se extendía hasta las barrancas mas allá de
los canales de riego ,y estaba discutiendo el precio para adquirir las
tierras de Don Hurtado de Balcázar, para anexar
otra parcela en la
parte sur de la finca, los racimos pendían rebosantes en sus gajos,y se
felicitaba a si mismo ,cada racimo eran cuatro años de trabajo
intenso,cuantas cepas habia probado en estas tierras,hasta dar con la
mas apropiada,en Vianna do Castello ,Portugal,su familia acostumbrada a
vinos mas espirituosos,no imaginaban lo que había conseguido aquí con
esa especie que ellos casi desechaban y tenían de adorno. Se iniciaba
recién el año 1627 , los negros prepararon los dos carros con sus bueyes
para trasladar los barriles al Convento de Santo Domingo ,con el vino
dulce, inconfundible por su sabor, y que se distribuía en todas las
parroquias de la ciudad, para transformarse en los altares en la sangre
de Cristo.
Hoy sera un día especial,el mensajero apostólico de
la congregación llegará a la plantación,se incorpora una nueva pareja de
negros con sus hijos,se bendecirá el matrimonio y a los niños, y darán
las gracias por la abundante cosecha. Sin desdeñar a los que llama su
familia ,estos mulatos ,Don Melchor ,un espíritu libertario, participara
de la comida y la fiesta,con sus cuatro hijas, el pequeño Francisco y
Luis en los brazos de su esposa Catalina de Melo.
Por la noche
,en el mirador,mientras Don Maciel hace planes y recuerda a su familia
de Portugal, detras de la gavera y el falucho verá deslizarse en hilera y
uno a uno hacia la costa a esos mismos negros, que recordaran en la
playa,antiguas ceremonias tirando flores y vides al río en
agradecimiento a la madre naturaleza.
Hoy, y como siempre en
las épocas de cosecha en el altar mayor del Convento Santo Domingo,sobre
una lápida donde figura el nombre de Melchor Maciel,encontraran ,flores
de la rosa del río, algunas vides y rojos sarandíes, homenaje de los
desconocidos descendientes de aquellas familias,que aprendieron de Don
Maciel, que un pueblo que olvida sus raíces merece vivir de rodillas.
juan manuel caro

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